En la cama antes de acostarme;
en el baño nada más levantarme;
en la cocina mientras preparaba el primer café del día;
en el salón mientras desayunaba;
en el metro de camino al trabajo;
en la oficina en la pausa del café;
en el comedor del trabajo;
en el autobús de vuelta a casa;
en la cola del supermercado;
en el parque mientras mi hija se columpiaba;
en casa mientras terminaba de preparar la cena;
en el ascensor cuando bajaba a tirar la basura;
en el portal mientras esperaba al ascensor;
en el baño otra vez antes de acostarme…
En todas esas ocasiones, perdí la ocasión de mirar hacia dentro y conectar conmigo mismo.
Tantas ocasiones perdidas solo porque saqué el móvil.
Fotografía de Gilles Lambert – Unsplash