Fotografía de los artististas en una escena de la obra de arte escénico À l'espagnole, fantasía escénica, producida por Accademia del Piacere & Cia Antonio Ruz

¡Gracias, artistas!

Mariví Blasco es una mujer muy valiente, tanto que decidió dedicarse al arte y ensayar sin descanso para convertirse en soprano y especializarse en música barroca. Una carrera poco convencional y llena de obstáculos, créeme. Lo sé de buena tinta, porque Mariví es amiga de Ana —mi pareja y madre de mis hijos— desde que años atrás se conocieran en Milán.

Esta noche he estado en el Auditorio de Barcelona viendo un espectáculo en el que cantaba Mariví: À l’espagnole, fantasía escénica, una obra que combina con gusto la danza contemporánea, el teatro y la música barroca.

Durante la hora y media que ha durado la obra, la elegante secuencia de melodías y ritmos barrocos, los movimientos posibles e imposibles de los bailarines y el juego mágico de luces y sombras me han sumergido en el espectáculo sin dejar escapar mi atención ni un instante.

Me sentía maravillado viendo cómo los músicos y los bailarines estaban plenamente presentes, volcados en su danza, en sus melodías, en sus voces. ¡Eso sí que es habitar el momento presente!

Era evidente que cada una de las personas que estaba sobre ese escenario está entregada a su arte. La maestría con la que dominaban sus cuerpos y sus instrumentos no es fruto de la casualidad ni don divino. No, los espectadores hemos sido testigos de los resultados de miles de horas de ensayo, dedicación y sacrificio.

Al comienzo del artículo decía que Mariví es una mujer muy valiente, y es que el arte requiere gran valentía y entrega. Hay que tener mucha fuerza de voluntad para ensayar hora tras hora, día tras día. Durante años. ¡Qué coraje el de los artistas que apuestan por el arte sin saber si tendrán éxito! ¡Bravo por quienes no se rinden y siguen ensayando incluso cuando las expectativas no son buenas!

Gracias, Mariví por no haberte rendido. Gracias por deleitarme con tu voz. Gracias, bailarinas y bailarines por mostrarme los movimientos y la armonía que pueden producir unos cuerpos bien entrenados. Y gracias a los músicos que hoy me han hecho viajar cuatro siglos atrás con sus melodías.

Hoy, los allí presentes nos hemos elevado de nuestras butacas a las nubes del placer estético gracias a vuestro arte y os lo hemos pagado poniéndonos en pie y bañándoos en aplausos; un pago escaso por una experiencia tan profunda. Tal vez por eso he sentido la necesidad de escribir esto y publicarlo sin darle más vueltas.

Artistas —no solo me dirijo a los de esta obra concreta—, a las personas que creemos que la vida es más que producir y consumir, a aquellos que nos esforzamos por construir vidas con sentido, vuestro ejemplo nos muestra que el arte es una de las cosas que más brillo y sentido le da a la vida humana. Seguid trabajando, no os rindáis nunca.

¡Gracias, artistas! ¡Un aplauso!


P.S.:

Comparto aquí un pequeño vídeo de la obra À l’espagnole, fantasía escénica y te animo a ir a verla si hacen alguna función en tu ciudad.

La fotografía que ilustra el artículo proviene de la web de Accademia del Piacere.

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