Menú sano

Cómo planificar tu menú semanal puede mejorar tu vida

En nuestra pequeña familia, Ana y yo disfrutamos del buen comer y creemos que es importante llevar una dieta sana y variada. Pero para conseguirlo no basta solo con la intención, hace falta una buena logística.

Por eso nosotros comenzamos a planificar nuestro menú semanal hace ya un tiempo. Después de una temporada un poco caótica y de gastar demasiada energía intentando responder a preguntas como «¿Qué podemos cenar hoy?» o «¿Qué comemos mañana?», decidimos que planificaríamos nuestro menú semana a semana.

Ahora, el viernes por la tarde decidimos qué vamos a comer durante el resto de la semana y apuntamos nuestro menú en un papel. El sábado por la mañana vamos al mercado y compramos todo —o casi todo— lo que necesitamos para las comidas y cenas del resto de la semana.

Sin duda, este pequeño trabajo de planificación nos ha facilitado la vida y ha mejorado nuestra dieta.

Los beneficios de planificar tu menú semanal

Antes de instaurar el hábito de planificar nuestro menú semanal, gastábamos más dinero en comida, se nos estropeaban algunos alimentos en la nevera y comíamos menos variado. También comíamos más kebabs y, de vez en cuando, pedíamos comida china, porque a la hora de cenar nos encontrábamos con la despensa vacía o sin ideas de qué cocinar.

Eso por no hablar de las recetas de emergencia, esos tristes productos gastronómicos en los que la pasta, el arroz y la salsa de tomate suelen ser protagonistas. Recuerdo que hace un par de años, en una de estas emergencias de despensa vacía, terminé comiendo pasta blanca con zurrapa de lomo. Lo sé, es horrible, pero es que no me quedaba nada más en casa y ya las tiendas estaban cerradas.

Si aún no te he convencido, déjame que te dé algunos argumentos a favor de planificar tu menú semanal:

  • Ahorras dinero porque los alimentos no se te estropean en la despensa, ya que solo compras lo que vas a utilizar.
  • Ahorras aún más dinero porque no es necesario que acabes pidiendo una pizza o comida china a última hora porque no hay nada en la despensa.
  • Generas menos residuos y reduces tu huella ambiental porque desperdicias menos comida.
  • Es más fácil llevar una dieta equilibrada, porque al tener la perspectiva de toda la semana ves si hay o no equilibrio: ¿Hay suficiente pescado? ¿Demasiada carne? ¿Cómo vamos de legumbres y verduras?
  • Te ahorras estrés ya que no tienes que decidir lo que vas a comer cada día.
  • Evitas el riesgo de encontrarte la nevera vacía porque no habías hecho la compra…
  • Evitas ir al supermercado más de lo necesario, ya que compras lo que necesitas con antelación y no es necesario ir cada día a por dos o tres cosas.
  • Ahorras energía en la cocina porque puedes cocinar varios platos simultáneamente.
  • Puedes concentrar el tiempo dedicado a cocinar si preparas al mismo tiempo la cena para hoy y la comida de mañana, por ejemplo. De esta manera, evitas tener que cocinar cada día.
  • Puedes reutilizar los menús para aprovechar el esfuerzo de planificación que hiciste en el pasado.

Siempre hay espacio para la flexibilidad

Obviamente, el menú no es un contrato que vaya a misa. Siempre se puede cambiar si es necesario. Si hoy no tienes muchas ganas de cocinar y lo que habías planificado para mañana lleva menos trabajo, puedes intercambiar las comidas y listo. Y si hoy realmente te apetece una pizza, pídela, ¡claro que sí!

Un buen plan siempre deja un lugar a la improvisación y el cambio.

Una plantilla de menú semanal para ayudarte

Si quieres probar cómo te va planificando tu menú semana a semana, te invito a descargarte esta plantilla de menú semanal (en PDF) que he diseñado. Puedes imprimirla, rellenarla y colocarla en tu nevera o corchera.

Si te animas a probar, me gustaría saber cómo te ha ido. Puedes contármelo dejando un comentario debajo.

Imagen: Lee (CC)

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